domingo, 29 de mayo de 2016

PA'L VEINTICINCO

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro 52 – 29/05/2016

Con su licencia, paisanos! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su historia”

El 25 de Mayo hemos  celebrado otro aniversario de la Patria, el número 206, y para el imaginario popular, para el pensamiento de nosotros: el pueblo, es como que tiene más importancia que la fecha de la Independencia; y en parte tiene su razón de ser, porque lo ocurrido en mayo de 1810 se coronó en forma exitosa, a diferencia de los muchos levantamientos sucedidos en América hasta entonces, que habían sido sangrientamente sofocados.
De alguna manera también, Mayo nos marcó, porque allí se abrieron dos vertientes del pensamiento político, que de alguna manera, con sus variantes y reacomodamientos, se prolongan hasta hoy, sin miras de suavizarse o acercarse.
En nuestro pasado histórico lejano, y en el que se vivió durante la primera mitad del Siglo 20, las fiestas de nuestra gente fueron “las fiestas mayas”, “las julianas”, “las patronales” de cada pueblo, y “las romerías” y por qué no, “los carnavales”. En nuestra campaña bonaerense las “fiestas mayas” siempre estuvieron muy presentes.
Pero volviendo al origen, cuando se discutió el darnos un gobierno propio, los pueblos de esta zona de la provincia tuvimos -aunque indirectamente- un representante que pocos conocen o poco saben de su historia, y ese fue el Presbítero Dr. Manuel Maximiliano Alberti, quien de 09/1791 a 10/1792 fue párroco de la Iglesia de Magdalena, y tras una ausencia no muy larga, retomó por el espacio de otro año, entre 3/1793 y 2/1974. Este abogado y sacerdote fue uno de los miembros de la Primera Junta de Gobierno conformada en Mayo de 1810.
En cuatro oportunidades he tratado de acomodar rimas para cantarle a tan magna fecha. La primera vez fue con jóvenes 18 años cuando escribí unos  cuartetos que titulé “Día Glorioso”: “¡Oh! Día glorioso de mi Patria joven / un corazón tienen tus entrañas, brioso, / que marca fogoso tu heroico camino: / derrumbó un imperio que era majestuoso.”. Luego compuse otros dos, en décimas, que titulé “25 de Mayo”  a uno, y “Pa’l Veinticinco”, al otro. Y por último, con motivo del “Bicentenario” acaecido el año 2010, escribí un verso extraño a mi estilo que titulé “Patria!”, que comienza diciendo: “Digo Patria y de pie me pongo erguido”.
Hoy vamos a traer a este imaginario fogón, las décimas de “Pa’l Veinticinco”, en las que intento describir uno de aquellos festejos patrios en la campaña de ayer. Espero sean del agrado de nuestros oyentes:                 

 PA’L VEINTICINCO


Se vienen “las fiestas mayas”
y en el pueblo es una fija:
habrá corrida’e sortija
junto a juegos de otras layas.
Es la ucasión pa’l que vaya
de lucirse y de probar
que la suerte pued’estar
en que l’argoyita saque
y por regalarla, atraque
a una mocita sin par.
  
Habrá palo enjabonao
y poner la cola al chancho,
pero en eso no me’ngacho
ni en carreras de’mbolsao.
Yo soy de andar bien montao
o de montar un beyaco,
y si hay alguno me atraco
pues pa’ mi es como la miel
el jinetear sin cuartel
por áhi… el gusto me saco.
  
Ya en la estancia “El Porvenir”
la voz se ha corrido plena
y hay como media docena
de mensuales, que han de dir.
Suele’l patrón compartir
la ensiyada y el tranquiar
porque al pueblo hay que yegar
con el montao bien airoso
pa’ dispués, goluntarioso
debajo’el arco pasar.

Con el flamiar de banderas,
de cintas y gayardetes
se va’poner más de un flete
a zapatiar dendeveras,
y ande la orquesta pueblera
-esa que le yaman banda-
dentre al son del que la manda,
a tronar, meta platiyo,
¡ni tiempo pa’un cigarriyo!
habrá, si el montao se agranda.

 El “veinticinco” ya yega
y pa’ componer la facha
yo viá estrenar la bombacha
que compré’n la “Esquina’e Vega”,
me afilo pa’ la refriega
porque a la oración habrá
algo de baile, es verdá
pa’ gastar algún cartucho…
¡Fiesta Maya!, suena a mucho…
Dicen Patria… así será.
                                                       (19/05/2014)

Carlos Raúl Risso E.-

                               

                                             

domingo, 15 de mayo de 2016

APARCERO

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro 51 – 15/05/2016

Con su licencia, paisanos! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su historia”

No puedo dejar pasar este mes de mayo sin recordar con un verso al siempre apreciado Roberto Coppari, quien el pasado 1° de Mayo hubiese cumplido 92 años como que había nacido en 1924, en la cordobesa Oncativo, criándose luego por Casilda, en Santa Fe.
Radicado en La Plata, tuvo distintas residencias, pero a partir de su jubilación, cuando dejó de ejercer el oficio de panadero, se estableció en el Barrio “El Rincón” en Villa Elisa, donde tenía una muy agraciada vivienda, y como era un lugar poco poblado, sin edificaciones linderas, con la autorización del propietario de los terrenos que lo rodeaban, tenía  a estos muy bien arreglados, parquizados, con una cancha de bochas y como no podía faltar, con un fogón para los asados, y los Primero de Mayo -el día de su cumpleaños-, aquel lugar se poblaba de amigos y familiares que se hacían presente para recibir acompañado un nuevo año para sumar a los ya existentes.
Allí estábamos el 1° de Mayo de 1982, cuando por los momentos que se vivían, había una radio encendida para intentar saber que era lo que estaba ocurriendo allá en las lejanas “islas”, y así nos anoticiábamos del “baustismo de fuego” de la aviación argentina, con acciones sorprendéntemente arriesgadas, verdaderas hazañas de guerra. Roberto vivía aquello con patriótica ansiedad, y para explicarlo baste solo recordar que al iniciarse el conflicto, a pesar de sus problemas de visión y que ya tenía 58 años, no dudó en anotarse como voluntario. Antes de ir a inscribirse, pasó a verme y me confió: “No serviré para pelear, pero puedo servir para hacer de comer o para cuidar y atender heridos…”.
Unos cuantos cumpleaños lo acompañé, pero ocurrió que en el 88 no asistí, y eso que podía ser “una falta” de mi parte, un par de días después intenté saldarla con un verso, verso que titulé simplemente “Aparcero”, pues eso era lo que resultaba para mi: un aparcero, un compañero de la huella, un amigo mayor a quien recurrir por una opinión. En compañía de su esposa Julia, a más de una persona supieron decirle: “Carlos es el hijo que no tuvimos”.
A modo de nostálgica evocación, vaya entonces el verso aludido:

APARCERO


M’encontraba en la matera
-como a la oración sucede-
intentando algún enriede
con mi guitarra campera,
cuando vino a mi sesera
de golpe, de sopetón,
¡la fecha!, y un sacudón
pegó el pecho conmovido
porque otro año había cumplido
mi cumpa, en esa ucasión.

¡Gran siete… no ricordarlo…
-barrunté pa’ mis adentros-,
juntos en tantos encuentros
y en éste, sin saludarlo!
Entonces sin más pensarlo
dentré a rumiar un compuesto
y anque mi verso es modesto
como el canto del chingolo,
a veces, estando solo
al versiar, hasta echo el resto.

Y como el tiempo es memoria,
muy retozona y trompeta
me atropeyó una cuarteta
que tiene su güena historia,
porque’ya jue promisoria
de pura cepa campera,
y amostró cuando naciera
que por versiar tráiba hambre,
¡como que a punta de alambre
jue grabada en la tranquera!

¡Mi aparcero…! ¡Qué lindura…!
¡Qué circustancia tan grata…!:
un boyero que desata
al pueta de la yanura.
Y anque d’escasa escritura
supo ensiyar un anhelo,
redomoniando el desvelo
que amansó con gran donaire
¡pues plantao en Güenos Aires
le ha cantao ha tuito el suelo!

Déjelo al tiempo que’stibe
año tras año sin pausa
mientras defiende la causa
del que lo nuestro revive.
Enriende corto y estribe
como quien dice: ¡hasta el taco!
(no es consejo el que le atraco,
usté’s el que da el consejo).
¡Qué pa’ un crioyo tan parejo
la vida, es poco “beyaco”!

Y al darse ansina la cosa
es que lo relincho en verso
porqu’ese rumbo no tuerzo
ya que’l corazón retoza;
(y mientras que rumorosa
la pava está n‘el fogón
como diciendo: “-Patrón…!”
porque al versiar la olvidé),
le digo: Discúlpemé,
y acete mi saludón!!!
                                     (4/05/1988)
Carlos Raúl Risso E.-

lunes, 9 de mayo de 2016

CON EL MATE Y PROSIANDO

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro 50 – 08/05/2016

Con su licencia, paisanos! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su historia”

Con la historia de hoy llegamos a las 50 emisiones del ciclo que iniciamos en 04/2015, por lo que ya lleva un año en el aire; y ésta ha de ser corta, porque el verso es largo.
Ya he dicho en otras oportunidades que creo en la inspiración, y a esta circunstancia ahora le agrego otra: en los peores momentos, aquellos en que por distintas circunstancias la vida nos zamarrea, es cuando la creación se agudiza dando lugar a buenas y originales composiciones. Al menos eso es lo que la experiencia me dice, por lo que puedo inferir que la escritura, es en esos momentos, el elementos que me ayuda a compensar o atenuar los efectos negativos de las malas circunstancias, en otras palabras… el escribir de lo que me gustan, es el modo de conectar mi “cable a tierra”… como diría un electricista.
Desde fines de 1988, cuando hizo eclosión la hiperinflación, y fácilmente por el lustro siguiente, las cartas vinieron mal repartidas y hubo que apretar el cinto. Fueron por otro lado, los momentos en que dejó de salir “Pa’l Gauchaje”, que reapareció a inicios de 1992.
Por entonces -1989- escribía muchas cartas, a través de las cuales me contactaba fundamentalmente con poetas, a los que solicitaba información para mi archivo,  información de la que actualmente me valgo para poder escribir o hacer los comentarios literarios en los que suelo involucrarme.
Pues bien, para poder seguir despachando cartas, comencé a ir al trabajo y volver caminando, para disponer del valor de los pasajes que ahorraba, para gastos de correo, sin alter el presupuesto hogareño.
Realmente no era mi voluntad caminar esas cuarenta y cuatro cuadras por día, pero no tenía más remedio que hacerlas; entonces para sacarle provecho, aprendí a leer caminando, y así leí uno de los mejores libro de Benito Lynch: “El Romance de un Gaucho”, y en otros momentos, escribí versos. Así es que de esos días es este “romancillo” que titulé “Con el mate y prosiando”; es una composición totalmente creativa, imaginada, amasada en la fantasía, resultando ser dentro de los de mi cosecha, uno de los que creo más logrados.
Digo que es “romancillo” porque su métrica es de siete sílabas, lo que se llama heptasílabo, una menos que la del romance, pero mantiene como éste la rima asonante en los versos pares.  


CON EL MATE Y PROSIANDO
        (Relato por romancillo)


Pues viá ensiyar el mate
-aparecero y amigo-
sabedor de secretos
qu’entablé en el camino
y ha escuchao, sin sentencia,
cuanti más… un chistido;
…arrimador de calma
cuando el pecho, de arisco,
amagó un abalanzo
que se apocó en bufido…

Pues viá ensiyar el mate
-aparecero y amigo-:
¡mi viejo mate ‘e guampa
que trabajé a cuchillo!
y que por legua’ y años
cabrestiando ha venido
de la cadena ‘e plata
que lo asujeta al cinto,
…la que’ngarzó el platero
dispués de aquel domingo
que gané las espuelas
jineteando a un invito…
Cuando a más del aplauso
y el abrazo de amigos
me topé’ntre las buyas
con sus ojos retintos
y esos labios carnosos
-en ceibo, florecidos-
que dijieron sonrientes:
 “-¡Muy bien… lo felicito…!”
Y entré yo a redetirme:
¡que paisana, cha digo!
(Y anque dispués mi rumbo
desvié, pa’otro destino,
nunca olvidé su aroma
¡y es cierto lo que’splico!).

Y ya ensiyao el mate
-aparcero y amigo-
el pasao brota manso
y en ricuerdos revivo.
Si hasta lo vicho a Tata
cuando yo, gurisito,
me arrimaba al palenque
pa’ mejor recebirlo,
en que dispués de días
de andar campo y caminos
regresaba a su rancho
de resero sufrido.

(Y una vez -hace un tiempo-
sin ensiyar el pingo
se marchó… de seguro
pa’ un destino bien lindo).

¡Ta que se puso el humo
insidioso y ladino…!
Ha de ser que ha pegao
el  “pampero”, un soplido…

Ta calentita l’agua
y el mate’s como abrigo
pa’ emponcharlo por dentro
al hombre más marchito.

Y un ridepente a Mama
me parece qu’he vido
trajinar -sin cansancio-
con su pila de oficios:
que ordeñar la lechera,
que la quinta, el carpido,
recorrer las nidadas,
darle leche al guachito,
coser, surcir la ropa,
sobar el amasijo,
atender los malvones
… y lidiar con los chicos.

De áhi que con muchos años
-y hace de’sto un tiempito-
se l’ha yevao mi hermana
qu’en un pueblo vecino,
vive por las ajueras
en un rancho prolijo.

Lo viá bostiar al mate
pa’rreglarle los bríos
que si el prosiar es largo
¡bien que lo necesito!

 (Mas no sé pa’ que le hablo
si ya lo sabe tuito…).
¡Mi viejo mate ‘e guampa!
-aparcero y amigo-
que ha cruzao con mi vida
mil parajes y sitios.

Hay momentos que pienso
y me quedo contrito:
¡no tocar la guitarra
pa’ rumbiar un estilo…!
Cuantas cosas se pueden
-entonando bajito-
descargar dende adentro
pa’ quedar más vacido…

Siempre a lomo ‘e cabayo
trabajé. Y está escrito
de que’l hombre campero
pa’l cabayo ha nacido.
Mensualié’n las estancias,
jui boyero -de chico-,
y resero sin pausa
taloniando al destino.
  
¿Qué no hice a lo crioyo?
¿Qué trajín no he sufrido…?
Mas… en pasando el tiempo
se ata el hombre a su sino.

Y aquí estoy, junto al fuego
en brasas convertido,
echándole un cuenta
al pasao siempre vivo;
entreviendo las luces
de’sos ojos retintos
y esos labios carnosos
-en ceibo, florecidos-
que marcaron mis días,
mi güeya… mi destino…
Suerte que tengo el mate
-aparcero y amigo-,
el viejo mate ‘e guampa
que por siempre ha venido
cabrestiando a mi tranco
por destintos caminos,
de la cadena ‘e plata
que lo asujeta’l cinto…
……………………….
                                  (27/08/1990)
Carlos Raúl Risso E.-

domingo, 1 de mayo de 2016

VIENTO

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro 49 – 01/05/2016

Con su licencia, paisanos! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su historia”

La historia de hoy está vinculada a José Mayo Cipolla, “P.e.p.e.”, y con seguridad muchos oyentes se preguntaran ¿quién es? o ¿quién era? Por eso corresponde que primero los ponga en tema.
“P.e.p.e.” Cipolla era un hombre de la generación de mi padre  -nacido por el año 20 del pasado siglo-, al que conocimos porque era compañero del trabajo. De convicción socialista, era un bohemio que solía gastar las noches en el hoy desaparecido “Bar El Parlamento”, de la esquina de 7 y 51, siempre con un cigarrillo en su mano y una copa de bebida blanca en la mesa, departiendo con otros cofrades, temas de cultura.
Integraba el mundillo del teatro, y había estado vinculado a los orígenes del Teatro “La Lechuza”, y luego, fue fundador del Teatro Independiente de La Plata -elenco que dirigiera Mario Castiglione, de donde surgiera parte de aquel grupo humorístico que tuvo trascendencia: “I Medici Concert”-, allí se desempeñó como iluminador; también había prestado servicios como operador de LS 11 Radio Provincia, si mal no recuerdo cuando ésta funcionaba en el viejo edificio, hoy desaparecido, del Teatro Argentino. Y en la última etapa de su vida, en el despertar de los 80, se manifestaba como maestro de teatro experimental.
Como era un empeñoso trabajador de la cultura y un preocupado por llevar espectáculos artísticos a los barrios de la ciudad, sabía con cierta frecuencia organizar festivales de entrada libre, en el Club Lavalle y también el Club Mayo, entre otros,  esto allá por el primer lustro de la década del 60, y por supuesto que de esos elencos yo formaba parte, y allí se destacaban Rodolfo Molinari, Marcos Mareco y su Conjunto, “El Matrero” German Iriarte y la estrella rubia del folklore, el extraordinario recitador español Edelfor Martino…. entre varios más.
Mi debut radial, allá por marzo o abril de 1972 se lo debo a Cipolla, y también fue el gestor de mi primera entrevista radial -unos años después-, en las “Trasnoches de Provincia” que conducía la célebre Virginia Morán.
Cipolla era además poeta, y por su propia decisión he resultado depositario de parte de su obra, por lo menos la gestada en sus últimos diez-quince años de su vida. Por esa época yo tenía máquina de escribir, así era que venía de visita, traía lo nuevo que había escrito, hojas de papel oficio en blanco, y papel carbónico (eran años en que las fotocopias no eran tan corrientes); yo le hacía copias y él me dejaba un ejemplar para que lo guardara.
Era de aquellos amigos de verdad, porque si bien tenía una palabra de aliento para lo que uno hacía, también tenía el criterio de la crítica mesurada, y así observaciones sobre lo que escribía y sobre lo que actuaba en el escenario, que opinaba debía mejorar.
Siempre leía mis versos nuevos, y un día después de leer uno se quedó pensando y finalmente, mirándome expresó: esto es un poema. Ese, que es un verso distinto dentro de mi producción, se titula “Viento”, y es el que vamos a compartir.
José Mayo Cipolla, “P.e.p.e”, falleció en su ciudad natal el 27/06/1980, se cumplirán próximamente, 36 años. Valga entonces este recuerdo.
  
             VIENTO

Trajina a su antojo castigando el viento
zamarriando aromos, sacudiendo acacias,
hamacando talas… ¡Si a las cina-cinas
hasta el mesmo suelo, por áhi, las agacha!

 ¡Prepotente, el taura soplador sin asco!
¡Mandón sin recules, pa’ cumplir su gusto!
Si de puro macho, nomás, de un soplido
en los bañao’ tumba las mata de junco.
  
Hoy de tardecita, al golver pa’l rancho,
comenzaba a’lzarse de su nido oculto
y arriando unas nubes blancuzcas que había,
dejó el cielo limpio, que a poco, jue oscuro.
  
¡Malaya, po’el pobre que hoy tienda en el raso
las matras y el basto pa’mansar un sueño!
¡Si ni en un bendito hayarán riparo
los crioyos que deban tender bajo el cielo!
  
¡Gran siete! ¡Barajo, que’s taimao el viento!
Vi a los pastos puna tenderse en la tierra,
doblarse vencidos ante su prepiada
como quien se postra pa’ pedir clemencia.

 Pero son ansina, de puro sufridos
estos pastos puna de’stos campos pobres,
y en cuantito acabe su soplo el Pampero,
dispacio, sin ruido… se levantan nobles.

Son como esos pobres que aguantan a veces
injusticias varias, pa’ ganar sus riales,
bajando los ojos, cerrando las manos,
pa’ que ayá en su nido no se gane l’hambre.

 Y güeno… ¡que diantres! Yo adentro del rancho
tengo mi riparo, mi fogón, mis cueros,
y anque vivo solo… no criban mis carnes
las chuzas filosas que enarbola el viento.
  
Ya la noche taya con sombra en las sombras
y aquí al lao del fuego de mi fogón crioyo
me tiendo en el catre, con matras me cubro,
mientras topa el viento, mi rancho, a lo toro.
  
Que siga ese maula con su prepotencia
gastando sus juerzas, cansando su empuje,
que elegí yo mesmo cumbrera y horcones
porque hacerlo juerte ¡muy juerte! dispuse.
  
¡Pobre las cachirlas, pobres los chingolos,
los jilgueros, mistos, torcazas y horneros!
Es cierto que’s sabia la madre natura
pero igual es cierto que la pasan fiero.
  
Ya está y no hay rimedio. Que siga silbando
solitario el viento su pesar antiguo,
que no hay mal pa’ siempre pues tuito se acaba,
y este viento taura… ¡ya será suspiro!

Versos de Carlos Raúl Risso