LR 11 – Radio Universidad –
“CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro
Nº 021 – 06/09/2015
Con su licencia, paisano! Acomodado
en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos
un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su historia”.
Sin habérmelo propuesto, dentro del micro “De
Mi Señal…”, he desarrollado un pequeño ciclo referido a mis recuerdos y
evocaciones sobre plantas y pájaros propios del ambiente rural que se caló muy
hondo en mis sentimientos. Montes costeros del Plata, campos quebrados,
abundantes cañadas, altos y tupidos pajonales y juncales, ambiente en estado
natural, pues sus propias condiciones geográficas, al hacer inviable el ingreso
del arado, los mantuvo como antaño, y si bien proliferaron los cardos y algunos
yuyos impropios, esa “invasión” se justifica en la presencia de las aves, en el
depósito de los animales y en los arrastres del viento.
Mi amigo el poeta Julio Mariano, con quien
compartimos parecidos sentimientos respectos de ese tipo de campos, definió muy
bien en las logradas décimas de “Resueyo”, cuando cierra diciendo: “si un
día yegan a oir / que’ste cristiano se aleja, / será… porque’ntró la reja, /
entonces… voy partir!”.
Arroyos, cañadas, lagunitas, pajonales… muchas
veces aparecen a lo largo de distintos versos, ayudándome a darle un contorno
cierto a la historia que uno se propone crear.
Haciendo un resumen de lo acontecido en los
cuatro anteriores programas, vienen ahora estos -se me ocurre decir “curiosos”-
quintetos con versos pareados, que hace no mucho más de siete años, escribí
añorando años y paisajes mejores y que titulé “Monte Costero”.
En 10/2009, la Sociedad de Escritores de la
Provincia, organizó en el Centro Cultural “Islas Malvinas”, un encuentro
literario bajo la denominación de “La Casa Azul”, denominado así, porque
“nuestra casa” es el planeta tierra, y desde el espacio se lo ve “azul”, y el
motivo se centraba en “cuidar nuestra casa”, en prestarle atención a la
ecología; invitándose a los poetas a presentar trabajos que aludieran a la
naturaleza, y si bien no tenía el carácter de “concurso”, se iba a elegir el
más representativo, y… cual no sería mi sorpresa, cuando finalmente mi “Monte
Costero” resulto electo como “el mejor poema”.
Le damos lectura, y cerramos este mini ciclo
de “plantas y pájaros”:
MONTE COSTERO
Acacias y cinas, ceibos,
espiniyos,
espinudos talas, saucos,
coroniyos,
sombra ‘e toro y sauces,
forman en mis pagos
los tupidos montes que
hacen los halagos
de darle a mis vistas
frescuras y briyos.
¡Mis montes costeros!
Costeros del Plata.
Tupidos de espinas, de
antiguaza data;
brutos fachinales y
uncales machazos
le hacen un reborde,
dándose de abrazos
con los totorales de
apretada mata.
Los m’burucuyases le
florean encantos
y zorzales crioyos los
bañan en cantos
junto a las calandrias,
mistos y jilgueros,
sin faltar el temple de
alertas horneros
ni de las torcazas, sus
murmuyos santos.
¡Mis montes costeros!,
donde en donosura
se florió la mano de
“doña natura”
repartiendo verdes de
tonos distintos
que las madreselvas
bordan con istinto
y flores del aire con su
galanura.
Yo ofrezco este canto...
que ha de ser... montero,
humilde, senciyo, de un
decir campero,
pues guardan mis vistas
el noble paisaje
que se hace espesura
tejida a ramaje
de tiempos remotos. ¡Mi
monte costero!
(22/02/2008)
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