domingo, 6 de diciembre de 2015

SIN GÜELTA DE HOJA

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 32 – 06/12/2015

Con su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su historia”.

Allá por 1978 cuando las circunstancias nos dejaban sin campo para los caballos, ya que un tío abuelo entregaba “El Carmen del Pescado” al cumplirse el período de arrendamiento y no renovarlo, apareció la figura de Don José Tirado diciéndole a mi padre, que los llevase a su campo que sin duda había lugar para ellos.
Don José, por decirlo de algún modo, era de la época de mi abuelo, y las familias se conocían de siempre, ya que del año 8 al 25 mi abuelo había estado en “San Miguel de Espinel”, establecimiento muy próximo a “El Albardón” de Tirado.
Disfrutaba de todo aquello que tuviese que ver con las tradiciones, y era un gran entusiasta del caballo, al punto que en otro campo, tenía manada, casi que por el gusto nomás de sacar caballos de su propia cría.
Le entusiasmaba ver a sus nietos Gladys y Rubén desfilando de a caballo o participando de los grandes pericones.
Para las fiesta del Día de la Tradición o algún encuentro en “La Montonera”, solíamos ensillar bien temprano y salir clareando, al tranco para llegar con los caballos enteritos a la fiesta que fuese. Recuerdo que uno de aquellos días, cuando ya estábamos por montar, me dijo algo así como: “-Ya están listos…? Vení así comen algo antes de arrancar.”, y resulta que había preparado una sartenada de milanesas fritas en grasa para no salir “venao”, y es justo reconocerlo ¡estaban exquisitas!, imposible esquivarle el bulto a esa tentación.
Demás está decir que andando el tiempo, los huesos de “El Llamador” y “El Pampero” blanquearon en un potrero de “El Albardón”, muriendo en paz y a campo, como haciéndole una vistosa gambeta  “al tacho”.
En diciembre de 1983 Don José cumplía 80 años, y su hija Beba y su yerno Oscar, le organizaron un gran fiesta, para lo cual se acondicionó el tinglado del tambo y allí se armaron las mesas para los muchos comensales. Asistí con toda la familia: mis abuelos, mi madre, esposa e hijos, y también convidamos a Miguel Petto que por supuesto fue con la guitarra.
Aquel día, “Pepe” Ameghino estaba encargado de los asados, y si no me equivoco, acompañado por Mario Sanchez y José María Jaca.
Le llevé de regalo el verso que ahora vamos a compartir: “Sin Güelta de Hoja”
Don José montó a caballo hasta su último día. Como era aficionado a la carpintería, tenía todas las tranqueras muy bien puestas, muy prolijas, por lo que las podía abrir y cerrar de acaballo, y así recorrer todos los potreros. Como era bastante morrudo y retacón, no podía echar el pie al estribo para montar, entonces, al lado del corral, había construido un tarimita con tres escalones, y allí arrimaba su caballo y así montaba sin problema.
Don José Tirado falleció a la edad de 82 años, el 06 /06/1986, hace ya 29 años.

SIN GÜELTA DE HOJA


Quiere’l trenzao de mi canto
volcarle un pial de cariño,
y sobre’l tiro me aliño
al abrigo de su manto,
porque usté que sabe tanto
de las costumbres camperas
me h’arrocinao endeveras
al fogón de su decir,
ese, que pa’ mi sentir
¡nunca ha tenido tranqueras!

Mi verso enciende candiles
que le amojonan la güeya
y hacen briyar más la estreya
de sus sentidos viriles;
yeva unos cuantos abriles
entropiyaos con anhelo,
que hacen que’l yamarlo agüelo
sea una espresión sin engaños,
porque’n verdá son sus años
¡entable de un solo pelo!

Retazo de tradición;
bronce vivo de una raza
que se agranda mientras pasa
el tiempo al tranco lerdón;
ansí es usté en su fogón
con su silencio projundo,
silencio en el que me hundo
cuando emprincipia un relato
¡porque su voz es mandato
de las raíces del mundo!

A través de su presencia
me topo con mis mayores,
y revivo los albores
de nuestra crioya esistencia.
Usté’s palo que aquerencia
a los que quieren lo crioyo,
palenque’n el que me apoyo
con tuita la juerza’el brazo,
porque a su lao sé que al lazo
bien tirao, ¡le sobra un royo!

No es murmuyo’e tradición
lo que mi verso le canta:
¡es grito a flor de garganta
con fundamento y razón!
¿De homenaje…? Mi emoción
como sentimiento humano
por saberlo tan paisano,
sin güelta de hoja… ¡derecho!
y que al corazón del pecho
¡yeva en el güeco’e la mano!
                                            (14/12/1983)
 Carlos Raúl Risso E.-

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