LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN
AZUL Y BLANCO”
Micro Nº 39 – 14/02/2016
Con
su licencia, paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para
tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos
“De mi señal… con su historia”.
Supe de Héctor del
Valle hace ya muchos años, cuando allá en “Amanecer Argentino”, junto a Aldo
Crubellier difundían poetas nuestros; Aldo a Pedro Boloqui, y Héctor a Pedro
Risso, y gracias a él, ¡muchos! fuimos los que conocimos al gran poeta campero
de Avellaneda, y aún tengo presente la indescriptible sensación que en su criolla
interpretación me transmitían algunos de esos temas como por ejemplo, “Un Susto
Grande”.
Después vendría su
disco simple (aquel del éxito de “Las mil millas…), y luego el larga duración,
y paso seguido, el elemento que revolucionaría las grabaciones de artistas
populares y la difusión: el cassette.
En esa etapa, Del Valle
hizo algo que hoy deberíamos recomendarle a muchos jóvenes que se largan a
transitar las huellas del canto criollo: fundamentó su trabajo de intérprete,
en un repertorio de buenos autores, aquellos de probada pluma poética. Y
después, fue poco a poco integrando el repertorio con versos de su autoría,
versos que demás está aclarar, muestran su buena madera de poeta, y a la par
que editaba cassettes, publicaba folletos con sus composiciones, como para ir
fogueándolas, y así aparecieron “Hablando en Criollo” en 1975, “Cantando lo
Mío” y “Entre los Talas” ambos en 1986, luego “Bordoneando – Poesías Completas”
en 1987, una especie de antología de los anteriores.
De los cuatro títulos
citados, salvo el primero, los otros tres están mi biblioteca, y todos
dedicados y obsequiados por el autor.
Recuerdo que los leí
con fruición porque su poesía se identifica con mi sentimiento campero, y hasta
tal punto, que cuando terminé de leer “Entre los Talas”, me brotó un verso
inspirado en esas páginas y los versos que le dan cuerpo, que en modo de carta
se lo hice llegar, bueno… esa fue mi intención, sabrá el correo si le llegó.
Esa es la historia del
verso que ya vamos a compartir, nacido al conjuro de las rimas gauchas de un
buen poeta, al que a veces consideramos como cantor y no lo evaluamos por lo
que escribe, pero que sin duda forma junto a los que engrandecen el género.
Como anécdota, podemos
decir que hay un trabajo suyo que nunca apareció como libro -al menos que yo
sepa-, pero que Del Valle nos entregó para que lo diéramos a conocer
secuencialmente en las páginas de Revista “Pal Gauchaje”, y así fue que apareció
en los números 35 a 39, entre los meses de julio y noviembre de 1988, el título
de esa obra es “El Cacique Blanco – La Historia de Jorge Mc. Donell”, y está
compuesta por 82 décimas.
Cerramos ahora con la
lectura de “Pa’ Entre los Talas”, que sencillamente dice:
PA’ “ENTRE LOS
TALAS”
Güen
paisano Héctor Del Valle
-hermano
de güeya y causa-
viá
escrituriarle sin pausa
mientras
que’l saber no faye.
Pa’
ubicarlo va el detaye
que
a la misiva le abrocho:
del
ochenta y seis, güen año,
pero
a causa ‘el frío tamaño
‘tan
mis dedos medio mocho.
Acá’ndo
engolosinao
con
el decir de sus versos,
y
esos sucesos diversos
me
tiene cuasi almariao:
¡si
“El Pangaré de Calfiao”
parece
que anda en mis venas!
Hay
letras que’stán muy güenas:
pa’
“El Boyerito”, mis flores,
“Sabores
y Sinsabores”
van
“Repechando mis penas”.
“La
muerte de Juan Canales”
tiene
pesares que’nanco
y
está en “Aflojando el Tranco”
un
lamento ‘e totorales;
pero
no esisten los males
que
le apaguen la guitarra,
“Por
Darle Mucho a la Farra ”
no
habrá de acayar su canto
porque
de acá lo agiganto
diciéndolé:
¡tiene garra!
Reconocí
en los nombrao
de
“Homenajeando a un Resero”
a
un paisano muy campero
que
se yamó Juan Tirao;
estoy
bastante ayegao
a
esa familia gauchasa,
y
ya que de tiro pasa
el
ricuerdo, de su mano,
le
digo: murió el hermano
-Don
José- crioyo de raza.
Pa’
mi gusto a la tropiya
que
“Entre los Talas” pastea
le
falta un compuesto, vea,
que
de por si solo briya;
es
una letra que oriya
al
tranquito, un campo flor,
y
es mi opinión, si señor,
que
tiene mucha valía,
le’stoy
nombrando a “Echuría”
pa’
mi, ¡de marca mayor!
Anda
en la güeya de Risso,
de
Menviel, y de Charrúa…
¡Si
hay un pasao que garúa,
ayer,
del suelo que piso!
Lo
pongo en el compromiso
que
siempre flamiando yeve
ese
sentir que no debe
¡ni
un jeme ceder… yo digo!
Va
el abrazo de su amigo
del
puesto “El Sesenta y Nueve”.
(29/07/1986)
Carlos Raúl Risso E.
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