LR
11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro
50 – 08/05/2016
Con su licencia, paisanos!
Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz,
mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con
su historia”
Con la historia de hoy
llegamos a las 50 emisiones del ciclo que iniciamos en 04/2015, por lo que ya
lleva un año en el aire; y ésta ha de ser corta, porque el verso es largo.
Ya he dicho en otras
oportunidades que creo en la inspiración, y a esta circunstancia ahora le
agrego otra: en los peores momentos, aquellos en que por distintas
circunstancias la vida nos zamarrea, es cuando la creación se agudiza dando
lugar a buenas y originales composiciones. Al menos eso es lo que la experiencia
me dice, por lo que puedo inferir que la escritura, es en esos momentos, el
elementos que me ayuda a compensar o atenuar los efectos negativos de las malas
circunstancias, en otras palabras… el escribir de lo que me gustan, es el modo
de conectar mi “cable a tierra”… como diría un electricista.
Desde fines de 1988,
cuando hizo eclosión la hiperinflación, y fácilmente por el lustro siguiente,
las cartas vinieron mal repartidas y hubo que apretar el cinto. Fueron por otro
lado, los momentos en que dejó de salir “Pa’l Gauchaje”, que reapareció a
inicios de 1992.
Por entonces -1989-
escribía muchas cartas, a través de las cuales me contactaba fundamentalmente
con poetas, a los que solicitaba información para mi archivo, información de la que actualmente me valgo
para poder escribir o hacer los comentarios literarios en los que suelo
involucrarme.
Pues bien, para poder
seguir despachando cartas, comencé a ir al trabajo y volver caminando, para
disponer del valor de los pasajes que ahorraba, para gastos de correo, sin
alter el presupuesto hogareño.
Realmente no era mi
voluntad caminar esas cuarenta y cuatro cuadras por día, pero no tenía más
remedio que hacerlas; entonces para sacarle provecho, aprendí a leer caminando,
y así leí uno de los mejores libro de Benito Lynch: “El Romance de un Gaucho”,
y en otros momentos, escribí versos. Así es que de esos días es este
“romancillo” que titulé “Con el mate y
prosiando”; es una composición totalmente creativa, imaginada, amasada en
la fantasía, resultando ser dentro de los de mi cosecha, uno de los que creo
más logrados.
Digo que es
“romancillo” porque su métrica es de siete sílabas, lo que se llama
heptasílabo, una menos que la del romance, pero mantiene como éste la rima
asonante en los versos pares.
CON EL MATE Y PROSIANDO
(Relato por
romancillo)
Pues
viá ensiyar el mate
-aparecero
y amigo-
sabedor
de secretos
qu’entablé
en el camino
y
ha escuchao, sin sentencia,
cuanti
más… un chistido;
…arrimador
de calma
cuando
el pecho, de arisco,
amagó
un abalanzo
que
se apocó en bufido…
Pues
viá ensiyar el mate
-aparecero
y amigo-:
¡mi
viejo mate ‘e guampa
que
trabajé a cuchillo!
y
que por legua’ y años
cabrestiando
ha venido
de
la cadena ‘e plata
que
lo asujeta al cinto,
…la
que’ngarzó el platero
dispués
de aquel domingo
que
gané las espuelas
jineteando
a un invito…
Cuando
a más del aplauso
y
el abrazo de amigos
me
topé’ntre las buyas
con
sus ojos retintos
y
esos labios carnosos
-en
ceibo, florecidos-
que
dijieron sonrientes:
“-¡Muy bien… lo felicito…!”
Y
entré yo a redetirme:
¡que
paisana, cha digo!
(Y
anque dispués mi rumbo
desvié,
pa’otro destino,
nunca
olvidé su aroma
¡y
es cierto lo que’splico!).
Y
ya ensiyao el mate
-aparcero
y amigo-
el
pasao brota manso
y
en ricuerdos revivo.
Si
hasta lo vicho a Tata
cuando
yo, gurisito,
me
arrimaba al palenque
pa’
mejor recebirlo,
en
que dispués de días
de
andar campo y caminos
regresaba
a su rancho
de
resero sufrido.
(Y
una vez -hace un tiempo-
sin
ensiyar el pingo
se
marchó… de seguro
pa’
un destino bien lindo).
¡Ta
que se puso el humo
insidioso
y ladino…!
Ha
de ser que ha pegao
el “pampero”, un soplido…
Ta
calentita l’agua
y
el mate’s como abrigo
pa’
emponcharlo por dentro
al
hombre más marchito.
Y
un ridepente a Mama
me
parece qu’he vido
trajinar
-sin cansancio-
con
su pila de oficios:
que
ordeñar la lechera,
que
la quinta, el carpido,
recorrer
las nidadas,
darle
leche al guachito,
coser,
surcir la ropa,
sobar
el amasijo,
atender
los malvones
…
y lidiar con los chicos.
De
áhi que con muchos años
-y
hace de’sto un tiempito-
se
l’ha yevao mi hermana
qu’en
un pueblo vecino,
vive
por las ajueras
en
un rancho prolijo.
Lo
viá bostiar al mate
pa’rreglarle
los bríos
que
si el prosiar es largo
¡bien
que lo necesito!
(Mas
no sé pa’ que le hablo
si
ya lo sabe tuito…).
¡Mi
viejo mate ‘e guampa!
-aparcero
y amigo-
que
ha cruzao con mi vida
mil
parajes y sitios.
Hay
momentos que pienso
y
me quedo contrito:
¡no
tocar la guitarra
pa’
rumbiar un estilo…!
Cuantas
cosas se pueden
-entonando
bajito-
descargar
dende adentro
pa’
quedar más vacido…
Siempre
a lomo ‘e cabayo
trabajé.
Y está escrito
de
que’l hombre campero
pa’l
cabayo ha nacido.
Mensualié’n
las estancias,
jui
boyero -de chico-,
y
resero sin pausa
taloniando
al destino.
¿Qué
no hice a lo crioyo?
¿Qué
trajín no he sufrido…?
Mas…
en pasando el tiempo
se
ata el hombre a su sino.
Y
aquí estoy, junto al fuego
en
brasas convertido,
echándole
un cuenta
al
pasao siempre vivo;
entreviendo
las luces
de’sos
ojos retintos
y
esos labios carnosos
-en
ceibo, florecidos-
que
marcaron mis días,
mi
güeya… mi destino…
Suerte
que tengo el mate
-aparcero
y amigo-,
el
viejo mate ‘e guampa
que
por siempre ha venido
cabrestiando
a mi tranco
por
destintos caminos,
de
la cadena ‘e plata
que
lo asujeta’l cinto…
……………………….
(27/08/1990)
Carlos Raúl Risso E.-
No hay comentarios.:
Publicar un comentario