LR
11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro
49 – 01/05/2016
Con su licencia, paisanos!
Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz,
mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con
su historia”
La
historia de hoy está vinculada a José Mayo Cipolla, “P.e.p.e.”, y con seguridad
muchos oyentes se preguntaran ¿quién es? o ¿quién era? Por eso corresponde que
primero los ponga en tema.
“P.e.p.e.”
Cipolla era un hombre de la generación de mi padre -nacido por el año 20 del pasado siglo-, al
que conocimos porque era compañero del trabajo. De convicción socialista, era
un bohemio que solía gastar las noches en el hoy desaparecido “Bar El
Parlamento”, de la esquina de 7 y 51, siempre con un cigarrillo en su mano y
una copa de bebida blanca en la mesa, departiendo con otros cofrades, temas de
cultura.
Integraba
el mundillo del teatro, y había estado vinculado a los orígenes del Teatro “La
Lechuza”, y luego, fue fundador del Teatro Independiente de La Plata -elenco que
dirigiera Mario Castiglione, de donde surgiera parte de aquel grupo humorístico
que tuvo trascendencia: “I Medici Concert”-, allí se desempeñó como iluminador;
también había prestado servicios como operador de LS 11 Radio Provincia, si mal
no recuerdo cuando ésta funcionaba en el viejo edificio, hoy desaparecido, del
Teatro Argentino. Y en la última etapa de su vida, en el despertar de los 80,
se manifestaba como maestro de teatro experimental.
Como
era un empeñoso trabajador de la cultura y un preocupado por llevar
espectáculos artísticos a los barrios de la ciudad, sabía con cierta frecuencia
organizar festivales de entrada libre, en el Club Lavalle y también el Club
Mayo, entre otros, esto allá por el
primer lustro de la década del 60, y por supuesto que de esos elencos yo
formaba parte, y allí se destacaban Rodolfo Molinari, Marcos Mareco y su
Conjunto, “El Matrero” German Iriarte y la estrella rubia del folklore, el
extraordinario recitador español Edelfor Martino…. entre varios más.
Mi
debut radial, allá por marzo o abril de 1972 se lo debo a Cipolla, y también
fue el gestor de mi primera entrevista radial -unos años después-, en las
“Trasnoches de Provincia” que conducía la célebre Virginia Morán.
Cipolla
era además poeta, y por su propia decisión he resultado depositario de parte de
su obra, por lo menos la gestada en sus últimos diez-quince años de su vida.
Por esa época yo tenía máquina de escribir, así era que venía de visita, traía
lo nuevo que había escrito, hojas de papel oficio en blanco, y papel carbónico
(eran años en que las fotocopias no eran tan corrientes); yo le hacía copias y
él me dejaba un ejemplar para que lo guardara.
Era
de aquellos amigos de verdad, porque si bien tenía una palabra de aliento para
lo que uno hacía, también tenía el criterio de la crítica mesurada, y así
observaciones sobre lo que escribía y sobre lo que actuaba en el escenario, que
opinaba debía mejorar.
Siempre
leía mis versos nuevos, y un día después de leer uno se quedó pensando y
finalmente, mirándome expresó: esto es un poema. Ese, que es un verso distinto
dentro de mi producción, se titula “Viento”, y es el que vamos a compartir.
José
Mayo Cipolla, “P.e.p.e”, falleció en su ciudad natal el 27/06/1980, se
cumplirán próximamente, 36 años. Valga entonces este recuerdo.
VIENTO
Trajina
a su antojo castigando el viento
zamarriando
aromos, sacudiendo acacias,
hamacando
talas… ¡Si a las cina-cinas
hasta
el mesmo suelo, por áhi, las agacha!
¡Prepotente,
el taura soplador sin asco!
¡Mandón
sin recules, pa’ cumplir su gusto!
Si
de puro macho, nomás, de un soplido
en
los bañao’ tumba las mata de junco.
Hoy
de tardecita, al golver pa’l rancho,
comenzaba
a’lzarse de su nido oculto
y
arriando unas nubes blancuzcas que había,
dejó
el cielo limpio, que a poco, jue oscuro.
¡Malaya,
po’el pobre que hoy tienda en el raso
las
matras y el basto pa’mansar un sueño!
¡Si
ni en un bendito hayarán riparo
los
crioyos que deban tender bajo el cielo!
¡Gran
siete! ¡Barajo, que’s taimao el viento!
Vi
a los pastos puna tenderse en la tierra,
doblarse
vencidos ante su prepiada
como
quien se postra pa’ pedir clemencia.
Pero
son ansina, de puro sufridos
estos
pastos puna de’stos campos pobres,
y
en cuantito acabe su soplo el Pampero,
dispacio,
sin ruido… se levantan nobles.
Son
como esos pobres que aguantan a veces
injusticias
varias, pa’ ganar sus riales,
bajando
los ojos, cerrando las manos,
pa’
que ayá en su nido no se gane l’hambre.
Y
güeno… ¡que diantres! Yo adentro del rancho
tengo
mi riparo, mi fogón, mis cueros,
y
anque vivo solo… no criban mis carnes
las
chuzas filosas que enarbola el viento.
Ya
la noche taya con sombra en las sombras
y
aquí al lao del fuego de mi fogón crioyo
me
tiendo en el catre, con matras me cubro,
mientras
topa el viento, mi rancho, a lo toro.
Que
siga ese maula con su prepotencia
gastando
sus juerzas, cansando su empuje,
que
elegí yo mesmo cumbrera y horcones
porque
hacerlo juerte ¡muy juerte! dispuse.
¡Pobre
las cachirlas, pobres los chingolos,
los
jilgueros, mistos, torcazas y horneros!
Es
cierto que’s sabia la madre natura
pero
igual es cierto que la pasan fiero.
Ya
está y no hay rimedio. Que siga silbando
solitario
el viento su pesar antiguo,
que
no hay mal pa’ siempre pues tuito se acaba,
y
este viento taura… ¡ya será suspiro!
Versos de Carlos
Raúl Risso
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