domingo, 12 de junio de 2016

TRES AÑOS

LR 11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro 54 – 12/06/2016

Con su licencia, paisanos! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su historia”

Treinta y un años atrás, junto a Oscar Lanusse y Roberto Coppari, comenzábamos a amasar un sueño que se llamó “Pa’l Gauchaje” Revista Mensual de Temática Costumbrista. Oscar fue el iniciador cabal de dicho emprendimiento, al que nos acollaró para tan ambicioso proyecto aunque carecíamos de experiencia, pero su arrollador empuje  nos colocó en la situación de encarar esa publicación que faltaba en el movimiento tradicionalista.
En lo personal atesoraba el pequeño conocimiento de haber participado en un emprendimiento anterior -del año 1982- que se llamó “Tradición”, pero… era poco y nada.
En Septiembre de 1985 “Pä’ Gauchaje” tuvo su alumbramiento: ¡apareció el N° 1!, del que se tiraron ¡3000 ejemplares!
Eran otros tiempos, no había computadoras. Los textos se tipeaban, se corregían, se volvían a imprimir, luego se recortaban y se iban pegando sobre hojas matrices; cumplido este paso, se llevaban a hacer la fotomecánica, de donde resultaban las películas e impresión de las chapas “cabrenta”, y por último, con estos dos elemente, a una imprenta de la Ciudad de Buenos Aires, de donde finalmente se regresaba con las revistas. ¡Toda una odisea! si se lo compara con la técnica de hoy. A propósito, Miguel Petto diría: ¡Cómo han cambiado las cosas!
Nuestras expectativas pasaban, fundamentalmente, por los centros tradicionalistas; nos decíamos ¿cómo cada institución no va a comprar diez ejemplares…? Pero eso nunca ocurrió y dependíamos más que nada, de las suscripciones, de cuyos despachos por el correo oficial se ocupaba el sacrificado Roberto Coppari.
A pesar de lo dicho, la revista se fue acreditando y los fieles lectores la esperaban ansiosos. Así llegamos a publicar 60 ejemplares, lo que representa una vida real equivalente a cinco años calendario.
Hacia fines de 1988 la espiral inflacionaria devoraba los bolsillos, y por tal motivo, con la impresión del N° 42 en 02/1989, “Pa’l Gauchaje” pareció cerrar su ciclo. Así pareció. Pero pasa que -otra vez- el empuje de Lanusse la resucitó a fines de 1990 y por otros 18 meses recobró su vigencia, hasta que en 1992, con el N° 60, plantó bandera para siempre.
Hoy, se ha transformado casi, en una “revista de culto”, los gustadores de lo criollo la buscan y atesoran; en los mercados de internet se ofrecen ejemplares a $60 cada uno, y quienes han conservado la colección, se sienten orgullosos de tener un bien preciado. Me consta, porque vuelta a vuelta encuentro paisanos que me lo confirman.
Cuando la publicación cumplía tres años de vida, 36 meses de aparición consecutiva, intenté reflejar lo que sentíamos en las décimas de un verso, verso que ahora quiero compartir con los oyentes para revivir a modo de homenaje, la emoción de aquellos tres primeros años de vida de la revista.

TRES AÑOS

Aquí estamos ¡si señor!
levantando la bandera
de la tradición campera
con patriotismo y honor.
Es que nos suebra valor
pa’ encarar bravos caminos.
En la Argentina ¡argentinos!
y argentinos ante’l mundo,
¡que un sentimiento profundo
nos marca gauchos destinos!

Tres años no son edá
pa’ que un gurí se haga hombre,
pero vea y no se asombre:
¡sustentan una verdá!,
esta que leyendo está
-esperemos que gustoso-,
la que latiendo de gozo
es badajo que golpea
sobre el bronce de la idea
de un cencerro sentencioso.

Tañe nuestra voz modesta
y el tañido es “Pa’l Gauchaje”;
pa’ nuestra gente’l mensaje
que’s aliento y no protesta.
Nunca sirve lo que resta
solo vale lo que suma,
que si una tropa se ahuma
ante un campo’e romeriyo,
nos sahumamos con el briyo
que la tradición eshuma.

Tres años no son un día.
Son una lucha constante
tirando siempre adelante
con humildá ¡y con porfía!,
bienhaiga la’lgarabía
de los que aliento nos dan,
de los que dicen que están
nuestra yegada esperando,
y de aqueyos que “anunciando”
dicen ¡presente! y “dan pan”.

“Pa’l Gauchaje” es realidá
que repechando “pamperos”
recorre güeyas, senderos,
y hasta dentra en la ciudá;
preñada en versos está;
leyendas, también historias;
de figuras promisorias
y de otras ya consagradas
hay notas, que reflejadas,
nos dejan sus trayetorias.

De alguna monta vistosa
impreso, queda el retrato,
y cual pidiendo “un barato”      
hay algún cantor que posa.
En “Pa’l Gauchaje” retoza
el alma de la gauchada.
Va en sus páginas marcada
una intención costumbrista,
y ojalá que siempre esista
esa: ¡prósima topada!
                                (26/07/1988)


 Carlos Raúl Risso E.

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