LR
11 – Radio Universidad – “CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro
62 – 14/08/2016
Con su licencia, paisanos!
Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz,
mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su
historia”
Allá por 1967
-septiembre u octubre-, de boca de Francisco Chamorro, por milonga, cifra y
estilo, fui conociendo los temas que Omar J. Menvielle había entablado en su
premiado libro “Relinchos”; si no me equivoco, Jorge Suárez (que si está escuchando
no me dejará mentir), había conseguido un ejemplar del mentado libro, y de allí
el recordado “Negro” había tomado los versos que incorporaba a su flamante
repertorio.
De ese lote de
versos, yo solo conocía a “Los Medina” pues lo había escuchado en la voz de
Raúl Dadona y también por Don Juan Carlos Díz.
Uno de los temas
en los que Chamorro hacía hincapié era en “El luna de la tropilla”, letra que
se ganó hondo en mis sentimientos adolescentes; digo así porque lo contado
sucedió hace ya 49 años, o sea que ha pasado mucha agua bajo el puente.
Ese Menvielle que
estaba conociendo se parecía mucho a ese otro poeta que tanto me gustaba, y que
era Gualberto Gregorio Márquez “Charrúa” (el que de uruguayo lo único que tiene
es el nacimiento, porque su vida fue tan argentina como la de “Gato” o
“Mancha”, como que en el país transcurrió su existencia desde la niñez).
Dos años atrás, no
sé por qué…, se cruzaron por mi memoria aquellas imágenes ya lejanas, y me puse
a improvisar unos versos recordando aquellos que hablaban de aquel “pico
blanco, gargantilla”, puesto yo en el lugar de aquel paisano que mentaba a su
“lunar” evocándolo tras el paso de los años.
Tengo presente
que andaba en la calle haciendo unos mandados cuando iba amontonando los nuevos
versos, y cada vez que entraba a mi casa los iba volcando en el papel para que
no se me pierdan esas ideas rimadas.
Casi que el
compuesto salió rápido, de un tirón, y la verdad es que me gustó de entrada. Lo
había guardado pensando en remitirlo a algún concurso, pero ahora he decidido
compartirlo con los oyentes del programa.
Sin complicarme
mucho lo bauticé “Al Picazo de Menvielle”, y está integrado por estas cinco
décimas que ya comparto con ustedes, esperando pueda gustarles tanto como a mí.
Dice:
¡“Picazo”
de mis ricuerdos…
cómo
olvidar tu donaire?
¡Si
eras de chairiarlo al aire
porque
no eras nada lerdo!
Y
si al tranquito me pierdo
por
las güeyas de tu historia
me
hace buya en la memoria
el
tiempo pasao, por cierto,
porque
podrás estar muerto
pero
tu ayer es mi gloria.
Y
si tuve’n la tropiya
un
lujo pa’ mi trabajo,
juiste
de la mesma un gajo
y
“la flor”, “lunar” que briya.
Como
escarciando en la oriya
del
poblao, muy presumido,
un
ricuerdo conmovido
te
trái de nuevo al presente
pa’
que se almire la gente
que’n
tu tiempo no te vido.
Cuasi
me dentran cosquiyas
cuando
aqueya yerra evoco
que
un colorao nada tioco
medio
quedó de rodiyas;
era
un güen pingo de siya
pero
vos eras mejor;
¡“picacito”
superior
que
tuve siempre de alhaja,
con
vos no me jui a baraja
ni
aún en el trance más pior!
Si
habrá rejuntao sereno
el
sobrepuesto y tu lomo
cuando
vos, con mucho aplomo
nochiabas,
mascando el freno;
dispués,
por guapo y por güeno,
servicial,
en forma franca,
sobre
una bajera blanca
preparada
de’sprofeso
tranquiaste
airoso al regreso
¡con
una china en el anca!
Hoy,
picazo yo también
ya
con el hocico blanco,
bichoco
y medio lunanco
tengo
en el ayer, mi edén.
¿Cómo
olvidar el vaivén
de’se
tu tranco lindazo?
Le
busco al tiempo el retazo
en
que’s “flor” de mi tropiya
¡el
“picazo gargantiya”
que’s
“zarco” del lao del lazo!
Carlos Raúl Risso E.
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