LR 11 – Radio Universidad –
“CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro
Nº 005 –17/05/2015
Con su licencia, paisano! Acomodado
en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor luz, mientras gustamos
un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal… con su historia”.
En otros tiempos, en
años que se me alejan cada vez más, ensillar era cosa de todos los días, y una
o dos veces al año solía marchar desde El Zapata a La Plata o a Ensenada,
cubriendo en una jornada, sin apuro, las -aproximadamente- diez leguas que hay
entre ida y vuelta. A veces el viaje era en el otro sentido, o sea entre El
Zapata y Magdalena. ¿Los motivos…? Asistir a alguna fiesta, o más que nada,
participar de un desfile.
Con solo los montados,
salíamos con mi padre, temprano, para llegar con tiempo y los pingos
descansados, cuestión de que tal como habíamos arrancado pudiésemos participar
al llegar.
En una ocasión, debe
haber sido en 1970, casi con seguridad, fuimos a Magdalena, no recuerdo a cual
fiesta, pero se me ocurre que deben haber sido “las patronales”, donde nos
sumamos a la gente de “La Montonera”.
Después de pasar “El
Pino”, por “el rancho de Bertón” sería, antes de la Cañada de Arregui,
comienzan a nacerme unos versos que no sé hoy, como hice para guardar, pero que
debe haber sido en la memoria nomás. Algunos meses más adelante, les encontré
el final, y cuando por 1979 empiezo a acunar mis sueños literarios que se
concretarían con la aparición de mi primer libro: “Al Badajear del Cencerro”,
lo incluí. De estas páginas lo tomó Miguel Petto Gómez quien comenzó a cantarlo
con ritmo de milonga y luego lo incluyó en su primer trabajo discográfico.
Un día Miguel me
pregunta, dónde, cómo y cuándo lo había escrito, y le relaté lo antes referido,
y cuál no sería mi sorpresa cuando me dice que “él malició el lugar”. Por
entonces tenía “un rancho” en Atalaya al que iba frecuentemente por lo que
hacía ese camino en forma habitual, y recordando los versos, vaya a saber por
qué?, a él se le representaba la zona que ya he citado. Creer o no creer, pero
es así.
Después de estas
referencias les dejo las cuatro décimas de “Amaneciendo” (que fue como bauticé
el verso), a las que ubico en mi primera etapa de hacedor de versos, y al que
sin dudar califico como “descriptivo”.
Voy con sus estrofas:
“AMANECIENDO”
1
Cuando
el sol dentra a dejar
el
fortín del horizonte,
comienzan
dende los montes
los
pájaros a cantar;
mientras
que va a coloriar
las
nubes del firmamento,
me doy cuenta en el momento
que
las estreyas son ralas,
y
una lechuza, en sus alas,
cierra
la noche en lamentos.
2
Cuando
empezaba a clariar
se
oyó balar un ternero,
noche’ra
cuando el tambero
se
levantó pa’ ordeñar;
el
boyero ha de yevar
al
“Camino Rial” los tarros,
y
ata a las vara del carro
a
un lindo cabayo overo
mientras
prepara un ladero
pa’
que se afirme en el barro.
3
Parao del rancho en la
puerta
arriba de un esquinero,
dá su saludo el hornero
al sol, que ricien
dispierta.
El campo se pone alerta,
se sacude la pereza,
y silba entre la maleza
una perdiz copetona
y un carancho vuelo toma
dispués de alzar una
preza.
4
La extensión que se
dispierta
va recobrando la vida,
y una cerrazón tupida
hace las formas inciertas.
Ya con la tranquera
abierta
de los potreros del cielo,
comienza su manso vuelo
el sol, en un nuevo día,
pa’ emponchar con alegría
a las cosas de’ste suelo.
(4/06/1972)
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