LR 11 – Radio Universidad –
“CANTO EN AZUL Y BLANCO”
Micro
Nº 028 – 08/11/2015
Con su licencia,
paisano! Acomodado en la cocina grande, junto a la ventana para tener mejor
luz, mientras gustamos un mate, vamos a ver si compartimos versos “De mi señal…
con su historia”.
La historia de hoy
tiene que ver con una anécdota que sirve para pintar la personalidad de un
poeta: Don Luis Domingo Berho.
Si bien sabía de su
creación poética -creo que el primer tema que le conocí fue “El Maceta”-,
personalmente recién lo traté a partir de 1984 o 1985.
En esos encuentros que
generalmente se daban en fiestas camperas, supimos intercambiar algunos
libritos, así fue entonces que en una de esas le di un ejemplar de mi “De
Sangre Pampa” que había publicado allá por marzo de 1982.
En éste, uno de los
treinta y tres (33) versos que le dan cuerpo, se titula “Tranquera de Alambre”,
y está conformado por siete (7) sextinas, que no son casualmente hernandianas.
Al verso lo escribí en
febrero de 1980 y en él recuerdo un hecho que me aconteció algo más de quince
(15) años atrás de esa fecha, o sea más o menos, por 1963. En esa oportunidad
salí de las casas, medio de travesura, en un gateado llamado “El Canario” que
no era justamente de andar de los chicos. Encaré al fondo del campo, con la
intención de ir al último potrerito, donde en un rincón había una tranquera de
alambre -de esas también llamadas “de cimbra”-, y allí, convencido que era
bastante camperito, me puse a abrirla sin desmontar: desprendí el brazo que
hace palanca y agarrando la primera varilla inicié la maniobra de ladearla
hacia adentro haciendo pasar al gateado con la intención de hacerlo dar vuelta,
cambiar yo de mano y volver a cerrar, pero… pa’ qué!, el alambre y alguna
varilla le tocaron la panza al pingo, que pegó una cuerpeada y saltó sobre la
tranquera junto a la cual estaba yo en el suelo ya que al no soltarla me había
arrastrado. En definitiva, manso el animal, no disparó y allí cerca se quedó
tranquilo, como esperando lo vuelva a montar. Esta es la pequeña historia del
verso.
Pero volviendo a Berho, una nochecita de
octubre de 1986, recibo un llamado suyo, en el que con gran preocupación me
contaba que tenía un librito en imprenta al que había bautizado con el nombre
de uno de los versos, y ese nombre era justamente “Tranquera de Alambre”, y me
decía que recién había caído en la cuenta que yo también tenía uno con el mismo
título, por lo que quería contar con mi aprobación, ya que lo preocupaba esa
situación.
Me gratificaba su
caballeresca actitud, pero también me causaba cierta gracia, y entonces le
digo: “El conocido es usted Don Domingo, nadie va a confundir la autoría de su
tema con la simpleza del mío”. Creo que el gesto lo pinta al hombre.
Cuando tuvo impreso su
librito, me obsequió un ejemplar en el que escribió “Al pichón de poeta Carlos Raúl
Risso, con quien me une una tranquera de alambre”.
Del modesto verso de
esta historia, estas son las sextinas en cuestión:
TRANQUERA DE ALAMBRE
Vieja
tranquera de alambre
del
potrerito del fondo,
con
mi ricuerdo te rondo
y
te imagino en invierno,
ante
el cañadón eterno
y
a la izquierda’e lo Bidondo.
Vieja
tranquera de alambre
que
sombriaban casuarinas
te
ricuerdo y siento espinas
que
me andan pinchando el lomo.
¡Si
al nombrarte hay un asomo
del
pasao en mis retinas!
Vieja
tranquera de alambre
que
coronabas la loma,
en
esa esquina aún se asoma
algún
rastro de tu ayer…
Güeyas
que han de hacerse ver
hasta
que’l tiempo las coma.
¡Cómo
se pasan los años!
Si
de pensarlo me muerdo.
Mas
del pasao no te pierdo
aunque
hoy te cubra el cardal:
¡crioya
corona floral
que
homenajea tu ricuerdo!
¡Cómo
se pasan los años!
Hoy
mi infancia está lejana
y
en aqueya edá temprana
yo
te sabía abrir a diario,
y
hoy se me hace necesario
lo
que mi sentir desgrana.
¡Cómo
se pasan los años!
dende
que un gatiao de menta
echó
al suelo mi osamenta
y
vos cuasi juiste osario.
Jue
que al abrirte “El Canario”
pegó
una güelta violenta.
Te
sacaron las variyas,
amontonaron
tus púas…
es
que’so, un hecho acentúa:
¡cambió
de dueño el potrero!
Y
a mí me moja el “pampero”
con
un ayer de garúas.
(19/02/1980)
Carlos Raúl Risso E.
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